Una de piratas

Por Arturo Ortega Morán

Todos en algún momento, nos hemos dejado atrapar por las historias de piratas. Esos personajes del mar que: con pata de palo, parche en el ojo y perico al hombro, navegaban con una calavera ondeando en el palo mayor de su barco. De pronto puede confundirnos que también los llamen corsarios,  bucaneros o filibusteros. Así que, bien vale que, de una vez por todas, revisemos la historia de cada uno de estos nombres.

PIRATA

De la cultura griega, nació la palabra peirates con el significado de “aventurero”, personaje que al margen de  reglas y leyes, navegaba en los mares en busca de la riqueza fácil. De peirates, nació la palabra pirata que hasta la fecha usamos en castellano.

CORSARIO

Por otro lado, en la época de los descubrimientos en tierras americanas, los galeones españoles eran asolados por piratas que contaban con el patrocinio y protección principalmente de Inglaterra o Francia , acérrimos enemigos de España. A este permiso para atacar al enemigo, se le llamó patente de corso como decir “permiso de corso”, en donde corso significaba ´persecución y saqueo de naves´. Esta voz tiene raíz en el latín cursus, que significa “carrera´. De ahí quedó que, a los piratas que tenían patente de corso y que con ligeras naves corrían en los mares en busca de un botín, se les llamara corsarios.

BUCANERO

La palabra bucanero, tiene una historia muy especial. Deriva de la palabra de la lengua tupí “moukem”, que se hablaba en la Isla de Santo Domingo. Se usaba para nombrar a la parrilla en la que los lugareños, procesaban la carne de animales para obtener un tipo de carne ahumada muy apreciada por los marinos. Los franceses pronunciaron esta palabra como boucan, la que por cierto, con el tiempo, dio origen a la palabra del inglés bacon que significa tocino.

A quienes se dedicaban al oficio de producir dicha carne ahumada, se les llamó boucanier en francés y de ahí bucaneros en español. Pasó el tiempo, el negocio de la carne vino a menos, y los bucaneros, encontraron más productivo subirse a un barco y dedicarse a la piratería. Cambiaron de negocio pero no de nombre, porque se les siguió conociendo como bucaneros.

FILIBUSTEROS

La palabra filibustero, surge en el siglo XVII y proviene del francés filibustier, que a su vez la tomó del neerlandés vrijbuiter, voz formada por vrij ´libre´ y buiter ´saquear´; o sea que solamente es otro nombre para los piratas.

Al respecto de esta palabra y como consecuencia de lo diferentes significados que ha tomado, hay una anécdota que cuenta Jorge Eduardo Arellano, de la Academia de la Lengua Nicaragüense; que no puedo dejar de mencionar:

<< «¡Filibustera!» —llamó un erudito— miembro de la Real Academia Española a la directora de la Academia Panameña de la Lengua, doctora Elsie Alvarado de Ricord, en una sesión plenaria del Décimo Congreso de la Asociación de Academias, en Madrid, abril de 1994. Desde luego, el ilustrado colega se excusó de ese exabrupto enviando luego un ramo de flores a la dama ofendida. Pero ¿qué le había querido decir? ¿Saqueadora, como los bucaneros del siglo XVII? ¿O incendiaria como el sureño esclavista de los Estados Unidos, William Walker?

Ninguna de ambas acepciones. Se discutía entonces la reordenación de los dígrafos CH y LL en el alfabeto. Elsie refutaba —con una dialéctica superior a la parlamentaria de nuestro común amigo Julio Ycaza Tigerino— a los colegas hispánicos, quienes creían que ella les estaba arruinando la famosa moción. Entonces sacó de las casillas al susodicho, «¡Filibustera!». Nunca antes había escuchado el vocablo como sustantivo femenino. Y fue Frederic Rosengarten quien me aclaró su significado. Se aplica en Estados Unidos al grupo minoritario, o a una determinada persona, del cuerpo legislativo que recurre a prácticas dilatorias para atrasar, estorbar o impedir la aprobación de un proyecto de ley.>>

Aunque han pasado siglos, los piratas siguen vigentes. Han salido del mar y se han extendido como plaga por todos los rincones. Siguen siendo aventureros que violentando todos los derechos, van en busca de la riqueza fácil, en eso no han cambiado… aunque ya no traigan pata de palo, parche en el ojo ni perico al hombro.