Una de policías

Por Arturo Ortega Morán

Para referirnos a los «guardianes» de la ley, no basta la palabra «policía». En cada pueblo, brota la necesidad de crear nombres alternativos que reflejen el sentimiento hacia estos personajes. Así, en México, y sólo mencionando algunos, se les conoce como: «cuicos», «judíos», «tecolotes», «azules» o «chotas».

Es interesante profundizar en la idea que dio origen a cada nombre. Hay explicaciones románticas, como la de «cuico», vocablo náhuatl que significa «cantador» y que surgió en el tiempo en que los guardias nocturnos (antes llamados «serenos»), arrullaban a los vecinos con su canto de tranquilidad (¡las docee y sereeenoo!). De este mismo tiempo, es «tecolotes» (buhos), mote que nos habla de su actividad nocturna y de su imagen tenebrosa.

Hay motes de origen simple, como decirles «azules» por el color del uniforme que usaron en su momento, o decirles «judíos» por ser palabra que se parece a «judiciales».

Lo de «chotas», es una simpática herencia española. En su origen, una «chota» es una cabra bebé que no para de berrear. En el lenguaje gangsteril español (germanía), berrear también es «delatar, ir con el chisme», de ahí que, a los soplones, les dijeran «chotas» (los que berrean). Esto lo deduzco de unos versos de José de Espronceda:

¿Tú, qué has hecho? No has salido chivato del cascarón;

sin razón o con razón, a la sombra te han traído.

Es sino de criaturas: no te gruñirá el barí;

a mí me tienen aquí un chota y mis desventuras.

Se berreó el maldecido, y dos señores muy llanos

vinieron con cuatro alanos a sorprenderme en mi nido.

Además, después, esta voz fue recogida por Rafael Salillas en «El delincuente español: El lenguaje», en donde dice: «Chota. (Caló) m. Delator, soplón».  En México y otros lugares, no fue difícil que el mote «chota», se transfiriera a los policías.

En sudamérica, principalmente en Argentina, a los policías les dicen «canas». La razón de este mote no quedaba muy clara y eso me llevó a tomar el reto y, con un poco de suerte, pude encontrar la historia. En un diccionario lunfardo, habla que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la gente de clase baja, encontré las piezas necesarias para armar la respuesta. El diccionario nos informa que, «canasta», es «la cárcel» (me metieron a la canasta = me metieron a la cárcel). También dice que, «canastilla», es una detención por poco tiempo. Este símil, es muy natural y comparable a lo que en México se dice: «Me metieron al bote o al tambo».

Por la tendencia natural de estas jergas a acortar palabras y encriptarlas, es muy normal que de «canasta» resultara «cana» (con el mismo significado de prisión). Así lo dice el diccionario:

«CANA (lunf.) cárcel, prisión, comisaría; todo lugar que sirve de prisión, desde el modesto calabozo policial al más severo presidio».

Posteriormente, se extendió el campo semántico de «cana», y pasó a ser voz de alerta para avisar del peligro de caer en «la cana», de ahí esta definición:

«CANA: voz de alarma para indicar la aproximación de la Policía u otras personas, en ocasión de estar cometiendo un delito, o que el mismo se está por efectuar, para huir o ponerse en guardia».

Después, desparramando su significado, «canas» también sirvió para nombrar a los guardias de la prisión, y luego, a los policías en general. «CANA:(lunf.) agente de Policía, vigilante, gendarme, guardiacárcel».

Para terminar, vale la pena saber que en ediciones antiguas del DRAE, antes que «policía» se usara para nombrar a los guardianes del orden, decía que esta voz valía también como: cortesía, buena crianza y urbanidad, en el trato y costumbres. No sería mala idea que, los policías de hoy, le «echaran un ojo» a la historia de la palabra.


8 comentarios on “Una de policías”

  1. Paco dice:

    Muy buena esta entrada, como todas.
    Resumir que «policía» no deja de significar otra cosa que limpieza. En el lenguaje militar se mantiene ese uso. En italiano igual.

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  2. Oomina dice:

    lunfardo.
    1. m. Habla que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la gente de clase baja. Parte de sus vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se difundieron en el español de la Argentina y el Uruguay.
    Esta e sla definición de la RAE, el lunfardo también es el lenguaje del tango, de los arrabales porteños, no ólo y mezquinamente de los delincuentes.

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    • Arturo Ortega Morán dice:

      Me parece muy certera tu observación, además de que podría pensarse que sólo hay delincuentes en la clase baja y la historia nos ha mostrado que en las clases «cultas», los hay y más peligrosos. Gracias y ya procedí a hacer el cambio. Saludos

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      • Jorge Paz Arita dice:

        Hablando de policías,los hay muy buenos y honrados; pero también algunos manchan la dignidad de las instituciones policiales desde México hasta Colombia.
        Una comentarista de la televisión mexicana dijo:» No sabemos si llamarlos policías o Polizetas» porque los Z se han infiltrado y los involucran con el crimen organizado.

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  3. Jorge Gustavo Cantero Sandoval dice:

    Arturo:

    Hizo falta la etimología de «policía» que usas como hipernónimo. En el primer comentario(por Paco), al parecer, significa ‘limpieza’; pero no queda muy claro.
    En cuanto a «cana», son posibles otras procedencias. Del francés, canne ‘caña’, haciendo alusión al instrumento tipo garrote que también podría vincularse con la voz arahuaca «macana». Siendo el lunfardo una especie de antilenguaje por sus procedimientos iconoclásticos suele -como bien apuntas- acortar las voces; también se justificaría esa última procedencia (ma – cana).
    El origen delincuencial del lunfardo es claro; no en balde su léxico se categoriza dentro de áreas confinadas por el repudio social (delitos, prostitución, dinero, hedonismo, sexo, etc.). Gracias a la internacionalización del tango ha empezado a salir de su confinamiento.

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    • Arturo Ortega Morán dice:

      Estimado Jorge Gustavo:

      ¡Qué gusto poder leerte! Es cierto, la palabra policía es interesante por sí misma. Tiene etimología en el griego politeia, y más o menos se refería a las normas que debían guardar los ciudadanos para vivir en comunidad y que eran vigiladas por el Estado. Del mismo origen son palabras como política y cosmopolita.

      En castellano, policía significaba lo mismo y los encargados de cuidar esas normas eran los agentes de policía. Cuando la gente empezó a llamarlos policías, los guardianes del buen hablar despotricaron contra el barbarismo (algo similar ocurre hoy con agente de tránsito-tránsito). El caso es que el uso se impuso y ahora ya se acepta que policía es la persona que supuestamente vigila que los ciudadanos nos portemos bien.

      Muy interesantes tus comentarios sobre el lunfardo, y te agradezco que con tu opinión enriquezcas estos artículos.

      Un abrazo y espero que sigamos en contacto. Feliz cambio de año.

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  4. eberth.rodas@gmail.com dice:

    don arturo, que bueno es compartir capsulas para profundizar nuestra cultura. felicitaciones siga adelante.

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  5. Anónimo dice:

    Para ser hombre de letras, sus comentarios rezuman prejuicio. Habla de «los policías de hoy» en una forma tan general, que no hizo más que mostrar la hilacha.

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