Baros

Por Arturo Ortega Morán

“ Dame doscientos varos y el reloj es tuyo…”

Mientras la bella gitana descifraba el futuro que se escondía entre los surcos de mi mano, yo veía su pasado en el profundo verde de las esmeraldas con que me miraba…

Evoqué aquella lejana tarde de juegos callejeros, cuando me vi arrollado por un tropel de chiquillos que corrían despavoridos gritando “¡Ahí vienen las húngaras!”. No había tiempo para entender, sólo me uní a  la estampida y busqué refugio en la tienda de mi abuelo. Ya a salvo y  a prudente distancia, vi pasar a esas damas de vestido largo, pañoleta en la cabeza, adornos excesivos y hablar extraño. Luego vendría el aleccionamiento de los mayores: “No se acerquen a las húngaras porque se roban a los niños”.

La imagen obscura que de los gitanos me fue inculcada, se fue iluminando con el entendimiento que te dan los años, ya no había temor cuando el destino puso frente a mí a esos ojos que… no sé de qué artes se valieron, pero cuando menos lo pensé ya buscaban en mi mano un porvenir escondido.

La gitana, uno tras otro, me contaba secretos del futuro pero yo no la escuchaba, mi atención seguía en el manantial de pasado que seguía brotando de sus ojos verdes…

Se llaman a sí mismos roms, que en su lengua significa hombres. Cuando llegaron a Europa promovieron la idea de que procedían de Egipto y por eso los llamaron egiptanos, luego giptanos y al final gitanos.

Del romaní, su lengua, hoy se sabe que está emparentada con el sánscrito y de ahí la creencia extendida de que su origen está en tierras de la India. Se dice que de ese lugar, por razones que ya se han olvidado, hace muchos siglos iniciaron su eterna huida. No obstante, nuevas investigaciones filológicas dan fuertes razones para emparentar a los gitanos con el pueblo hebreo, lo que abre la posibilidad de que sean parte de las míticas tribus perdidas de Israel. En su paso por tierras asiáticas, habrían asimilado una nueva lengua y aprendido las artes adivinatorias pero sin perder la esencia judaica, que se manifiesta en sus creencias, tradiciones y leyendas.

Fue en el siglo XV cuando llegaron a la península ibérica, en donde, de kalí que en su lengua significa ´obscuro´, los llamaron calés en alusión a su piel morena. De la mezcla del romaní con voces castellanas, nació su argot que se conoce como caló (el habla de los calés).

Mis cavilaciones terminaron cuando el silencio de la gitana me avisó que sus vaticinios habían terminado. En retribución a su trabajo saqué una moneda de diez pesos y la puse en su mano. Con notoria decepción me dijo “Anda, saca el baro, saca billete grande”.

¡Claro!, baro es voz romaní que significa grande. La había aprendido cuando supe que al Holocausto en el que los nazis pretendieron exterminar a judíos y gitanos, los romaníes lo llaman O Baro Porrajmos (La gran tragedia). Baro también es adjetivo para un personaje importante, incluso los mismos gitanos llamaron baro a una moneda de cinco duros (veinticinco pesetas, valor nada depreciable).

Ese baro, no varo, tomó carta de naturalización en México y pasó a significar dinero en el lenguaje popular. Un eco más del habla romaní que resuena en las calles mexicanas.

Aquella gitana de ojos verdes, se fue pensando que me había vendido secretos del futuro, no alcanzó a ver en mi mano que yo le pagaría por una lección de etimología.


5 comentarios on “Baros”

  1. Anónimo dice:

    Interesante como siempre!

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  2. Sergio Moreno dice:

    Un respiro fresco entre la serie de barbaridades mal dichas y peor entendidas, gracias

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  3. Beatriz Guerrero dice:

    Espero seguir recibieno tan interesantes comentarios,ya que se me habían suspendido debido a que me bloquearon el hot mail.Muchas gracias

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  4. Anónimo dice:

    Grande maestro… la gitana vendio barato la leccion

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  5. Bernabé Basul dice:

    ME SACÓ DE LA DUDA SU HIPÓTESIS, ÚNICA EN INTERNET. gCS

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