El monstruo lingüístico

Por Arturo Ortega Morán

Con afecto para mis amigos tuiteros y ´facebookeros´ que colaboraron en la descripción de este engendro.

En el año 1600, una pluma anónima dejó noticia de la aparición de un horrible monstruo. En una carta dirigida al rey de España, se dieron los detalles de este hecho. El documento permaneció oculto por siglos, hasta que en 1890 fue sacado a la luz por Antonio Paz y Melia en la ciudad de Madrid, pero, inexplicablemente, volvió a quedar en la oscuridad por más de 100 años. Quiso la casualidad que este texto llegara a mis manos y por ahora sólo te diré que así empieza:

«Muy magnifico señor. Lo que desta ínsula no conocida hay que avisar á Vm. es que ha nacido un monstruo tan extraño como aquí se dirá, el cual nació de madre selva y padre quínola; tiene los pies de copla, las piernas de sábana y rodillas de fregar…».

Extrañamente, al poco tiempo de rescatar esta carta, en pleno siglo XXI, ha vuelto  a aparecer el monstruo y esta vez más horroroso.

Sucedió en tierra de nadie, era un día de perros cuando lo parió la madre patria, tiene cuerpo de policía y cabeza de chorlito. En su rostro sólo hay un ojo de agua y una boca de lobo que, al abrirla, deja ver una lengua muerta y unos dientes de ajo con los que devora grandes trozos de carne de cañón. Su frente popular, no se sabe donde acaba porque no tiene un pelo de tonto, aunque sí un pelito de rana calva.

De su boca no salen sino palabras mayores, que pocos pueden entender. Cuando voltea hacia los lados, pareciera que su cuello de botella va a saltar en pedazos. Es espantoso verlo extender sus enormes brazos de mar, con esas manos tan dispares, porque has de saber que una de ellas es una mano de póquer y la otra una manita de gato.

Visto por atrás, no es menos horrible. Su espalda mojada termina donde empieza una cola de espera, que arrastra por el suelo. Contra lo que pudiera pensarse, es muy pudoroso porque, lo primero que hizo, fue robarse una tela de juicio para hacerse una camisa de once varas a la que puso unas manguitas de agua. Tuvo cuidado de que su camisa tuviera el largo suficiente para no dejar ver su pájaro de cuenta.

Ciñe su cintura de miseria con una faja volcánica, a la que ata fuertemente con un nudo gordiano. Se piensa que puede ser agresivo porque tiene un pie de guerra y…  debe moverse rápido porque, el otro, es un pie de atleta en el que tiene un ojo de pescado que le permite ver por dónde pisa.

Al llegar la noche, bebe con ansiedad grandes tragos de ¡agua va!,  y busca para reposar un lecho de rosas, pero vencido por un sueño guajiro se queda dormido en sus laureles… Si tú sabes algo más de este monstruo, hazlo saber en los comentarios.

Dejemos constancia de este suceso para que sea sabido por futuras generaciones.

FIN

Nota: Para ti, lector curioso, a continuación publico la extraña carta escrita en el año 1600, aunque debo advertirte que, más de cuatro siglos, han hecho oscuras algunas de las expresiones que conformaban al monstruo que apareció por aquellos años. Además, verás faltas de ortografía que no lo fueron para los ojos de ayer, pero, sobre todo,  descubrirás que el afán de divertirse con el lenguaje es de siempre.

–       O   –

CARTA increpando de corto al lenguaje castellano ó La carta del monstruo satírico de la lengua española.

AÑO: 1600

AUTOR:Anónimo

TÍTULO:Carta del monstruo satírico

PAÍS:ESPAÑA

TEMA:Relato breve culto

PUBLICACIÓN: Antonio Paz y Melia, M. Tello (Madrid), 1890

FUENTE: Base de datos de español antiguo de la RAE

Muy magnifico señor. Lo que desta ínsula no conocida hay que avisar á Vm. es que ha nacido un monstruo tan extraño como aquí se dirá, el cual nació de madre selva y padre quínola; tiene los pies de copla, las piernas de sábana y rodillas de fregar, y cuerpo de bienes, y coyunturas de neçios, y braços de mar, y muñecas de Flandes, y manos de papel, y cuello de garrafa; barba de ballena, boca de ynfierno, dientes de sierra, muelas de barbero, lengua de agua, carrillos de poço, narices de galera, ojos de Guadiana con sus cejas y pistañas de raso, orejas de mercader y cabeça de testamento.

Y sus vestidos, la camisa del mes de mujer, con calzas de Villadiego, y medias de aguja de marear, cuchilladas de quistiones, con rasos del campo y cañón de artillería, atacadas con cintas y saetin de sala, con un atacadero de alcabuz en un jubon de azotes, cuya tela era de justar y el aforro de lienzo de muralla, con sus mangas de colar vino, guarnecidas de pasamanos de escalera y botones de fuego. El sayo era de paño de cara con su aforro de chiminea y mangas de armas, páxaros y botones de arpa; la gorra de rizo de damas.

Tuvo dos capas, una del justo, con su capilla de cantores, y la capa de pecadores con su capilla de yglesia, y dos capotes, uno del trecientos y otro del entrecejo; traya la espada de los naipes en una correa de masa, de la cual traya colgada la bolsa de Judas, llena de cuartos de caballos y reales de exércitos, escudos de armas, blancas manos y tarjas de panaderas.

Este monstruo era devoto, y rezaba en cuentas de despenseros, con extremos de viudas: vivía en una casa de axedrez con sus torres de viento y ventanas de narices, y rexas de arados, corredores de cambios y muchas piezas de vaca y cámaras de sangre, tapizadas con cueros de lechón, paramentos de caballos y redes de locutorios.

Ruaba en un caballo de axedrez con su silla de espaldas, estribos de yglesia, freno de lengua y guarniciones de espada con cabezadas de botas. Tuvo ciertos convidados, caballeros de muralla y de baraja; púsoles las mesas maestrales, cubiertas con alhombras de enfermedades. Sentáronse á comer en los bancos de Flandes; entraron á servir muchos rapacejos de capellares y tobajas y herreruelos; pusieron en las mesas saleros de graciosas, con sal de casa y sal de compás, cuchillos de alas y de basquiñas.

Había muy buen pan de trastrigo y panecicos de dorar y tortas de rosas de codiciales. Sirvieron una ensalada de canto de órgano y verduras de lampazos y cebollas albarranas, con sus lonjas de mercaderes, polvoreada con sal si puedes. Tras esto vino un servicio de perdigones de alcabuz con sus limas sordas, capones de ceniza, palominos de camisa con su agro de puerto. Sirvieron un plato de gallinas de cobardes, con su salpimienta al fiado y un pastel de teñir con sus cañas de pescar, yema de dedos y pasas de ruyn.

Tras esto traxeron una pepitoria de pies de bancos, cabezas de clavos y de bandos, manezuelas de horas y de libros, picos de monjas y de pedreros, menudos de pueblos. Tras esto sirvieron un salpicón de gualdrapa, y un plato de tres ánades madre, otras de pollas de gana pierde, con medias naranjas de edificio y otras de gansos de caballeros muchachos; una olla podrida con Vaca de Castro, carnero de iglesia, obispo de anillo, cazuelas de barro, tortas de cera. Hubo arroz de dos maneras: uno con grasa de escribir, otro con la leche; tras esto, un plato de menudos de un real, otro de lenguas griegas, hebráicas, italianas. Hubo muchas maneras de pescados, como es mero mixto imperio, besugos de conversacion, peces de paja, bogas de mentiras, agujas de coser, pescado de cordel de azotes. Muchas frutas y colaciones verdes y secas, que fueron:cerezas de la novia, guindas de borrachos con peras de maldicientes, manzanas de espadas, nueces de ballestas, castañas de bailar, dátiles de perro, confitillos de camisa y grajea de negros, suplicaciones de pleitos, calabazate de pared, costras de sarna, peladillas de bubas.

Bebían en vaso de rostro y en copas de naipes y de mula, vino tinto en lana, aguado con aguas de chamelotes.

Después que ovieron cenado, fuéronse á reposar, unos en camas de arados, otros en camas de melones, otros en camas de liebres, y allí durmieron el sueño y la soltura.