Aparcar, ¿un anglicismo?

Por Arturo Ortega Morán


Artículo publicado en la sección Rinconete, del Centro Virtual Cervantes

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En México y en otros países de América, los automóviles se estacionan; mientras que en España se aparcan. Al verbo español, no le han faltado detractores; esto, por la extendida idea de que se trata de un feo anglicismo derivado de to park. De esta opinión fue el maestro Lázaro Carreter, que en uno de sus dardos escribió:

No creo, por ejemplo, que fuera imposible, aunque sí larga tarea, ir eliminando del español de España los feos anglicismos aparcar, aparcamiento sustituyéndolos por estacionar y estacionamiento, normalmente preferidos en América, con lo cual, en ese punto, se suprimiría una innecesaria diferencia.

De mis años de infancia, algunos los pasé en casa de mis abuelos, en un poblado del Estado de San Luis Potosí, en México. Mi abuelo tenía una tienda y muchos de sus clientes eran personas rústicas que llegaban de los ranchos cercanos. A mí me gustaba estar ahí para escucharlos. Me intrigaba cuando decían: yo videansina, mesmotruje y que pidieran permiso a mi abuelo para aparcar sus burros y mulas frente a la tienda. Por eso, cuando supe del uso de aparcar en España, me pareció extraño que se lo tomara por anglicismo.

Hurgando en la historia de este verbo, encontré que en latín existió la voz parricus, con el significado de «corral para guardar animales». En francés, la palabra se tornaría en parc (atestiguada desde 1160), al principio con el mismo significado latino; pero, luego, llegó a significar «bosque rodeado por una cerca, para fines recreativos y decorativos». Estos lugares, generalmente eran propiedad de la realeza y se ubicaban cerca de los castillos. Después, en 1616, parc aparece en el lenguaje militar con el significado de «recinto donde se almacena el material de la artillería de un ejército en campaña».

Del francés parc, surgió la voz inglesa park, que en 1260, también significaba «corral para animales» y, para 1683, ya aparece en el lenguaje militar con la connotación de «recinto para guardar equipo militar». De ahí, nacería to park para indicar la acción de guardar cosas en el parque, y sería a mediados del siglo XIX, cuando tomó la acepción de estacionar un vehículo.

En castellano, la voz francesa parc, se convirtió en parque (esto a fines del siglo XV). Para 1737, el Diccionario de Autoridades definía:

Parque: Bosque cerrado. Tómase frecuentemente por el que está cerca de los Palacios y Casas Reales. En la milicia se llama al sitio u parage donde se colocan las municiones de guerra en los acampamentos, y también aquel en el que se sitúan víveres y vivandéros.

Al igual que en el inglés, de la acción de guardar artefactos y vehículos en los parques, nacería en castellano el verbo aparcar. Una de las acepciones que tomó, fue la de colocar a dos o más objetos alineados, pero viendo hacia el frente como seguro se organizaban las carretas al guardarlas en un parque, o, como los rancheros colocaban a los burros frente a la tienda de mi abuelo. Hay evidencia antigua de este uso. En 1504, Gabriel Alonso de Herrera escribió Obra de Agricultura, que en un parte dice:

… de tal manera que se puedan bien juntar los sarmientos por junto onde nascen e igualarlos que estén bien juntos y aparcados, hiéndanlos por medio con tal que las yemas que quedaren queden sanas y sin lisión

Naturalmente, también aparcar tomó el significado de estacionar un vehículo. Este uso ya lo encontramos en Nociones del arte militar, que Francisco Villamartín escribió en 1862:

… Para conseguir esto se necesita guardar el mayor misterio en la operación, ocultando el día, la hora, las tropas, el objeto, y el itinerario; sostener a todo trance y con rigor el orden y disciplina en los conductores y carreteros a fin de que sean exactos a las horas y listos a la carga y descarga, que marchen unidos y con la velocidad que se les exija, que aparquen según se mande…

Hemos demostrado que el verbo aparcar ya aparece en castellano desde principios del siglo XVI, y que no le pide nada en antigüedad al to park del inglés. La Real Academia Española, se tardó para incluirlo en el diccionario, porque lo hizo apenas en la edición de 1936. No obstante, podemos concluir que aparcar es voz de ascendencia latina que llegó a nosotros a través del francés y que ha estado en el castellano por mucho tiempo.

Ahora que pensándolo bien, en México ya no lo he escuchado; de la tienda de mi abuelo y de los rancheros que aparcaban sus burros y mulas ya sólo queda el recuerdo. No obstante, hoy en España, este verbo goza de muy buena salud por la cantidad de vehículos que a diario se tienen que aparcar.